Las iglesias,
y me temo que la religión, han perdido el tren
de la historia. Cada día disponen de menos
credibilidad porque resultan "infumables" a
cualquier espíritu crítico y, sobre todo, a los
jóvenes. Este libro probablemente interesará más
a ateos, agnósticos y cristianos sin iglesia o
desencantados.
La base de
todas las religiones es el 'pensamiento mágico':
Dios actúa en el mundo como un circense que,
entre bambalinas, tira de los hilos de las
marionetas. Ahora bien, desde la Ilustración
hemos descubierto que el cosmos y, sobre todo,
la libertad, son realidades que, aunque para el
creyente tengan en el Trascendente su razón de
ser y último sentido, son AUTÓNOMAS: se
construyen a sí mismas en evolución secular.
No es posible
aceptar la 'providencia' de Dios como un
incesante intervencionismo.
La máxima
intervención sobre la que, de uno u otro modo,
se asientan todas las religiones y, en especial,
la judía, la cristiana y la islámica, la hemos
llamado 'revelación'. Ésta no existe ni puede
existir más que como evolución de la conciencia
humana que descubre en toda realidad su sustrato
más hondo, la Trascendencia.
Pues bien,
tal proceso puede ser ignorado o incluso negado
conscientemente. Pero un creyente piensa que ese
descubrimiento se halla 'implicado', es decir,
contenido en los pliegues del comportamiento
ético, de los valores, de la apertura a los
demás.
Éste es el
núcleo vital de toda religión, tanto de quien
afirma a Dios conceptualmente como de quien lo
niega. Es decir, más allá de la religión...la
ética laica y política. La idea de 'construir el
Reino de Dios' se identifica -sépase o no- con
la de construir 'otro mundo posible'. En este
punto focal coinciden todas las religiones y
todas las buenas voluntades combativas.
Cada uno
aporta la coherencia vivida de su conciencia y,
tal vez, el testimonio -si es validado por la
historia- de algún profeta, religioso o laico
(Moisés, Buda, Jesús, Mahoma, Marx, el Che...).
Los cristianos hemos apostado por la validez del
testimonio de Jesús, una vez denunciadas y
abandonadas las traiciones de las iglesias.
Logroño
agosto 2006
Juan
Luis Herrero del Pozo
Nacido en
Logroño (La Rioja) en 1934. En 1952,
Noviciado y teología en Argel y Túnez con
los Misioneros de Africa (Padres Blancos).
Tres años en Roma para la licenciatura y
doctorado en teología. Entre 1960 y 1972,
trabajo en parroquias y como profesor de
teología en diferentes centros del Instituto
en África y Europa. Secularización en 1972.
Entre
1975 y 1977, secretario de organización
provincial en el PSOE de La Rioja y
candidato al Congreso en las primeras
elecciones libres. De 1978 a 1993, diversas
actividades ganaderas y comerciales. De 1993
a 1997 colabora en Madrid en la fundación de
la Plataforma del 0,7% PIB y participa en
cuatro huelgas de hambre.
Se jubila
con invalidez absoluta en 1997 y se dedica
desde entonces al estudio, conferencias,
artículos sobre el Tercer Mundo y la reforma
del pensamiento teológico.